Hablar de indignados es hablar de gente que quiere un cambio en la sociedad es hablar de democracia y no cualquier democracia sino de una democracia más participativa es hablar de movimiento y no cualquier movimiento “Los indignados” hablar de ellos es hablar de Stéphane Hessel y es hablar de los cientos de ciudadanos españoles que el 15 de mayo del 2011 dijeron: Basta!
«No somos marionetas en manos de políticos y banqueros» «Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros».
Estas son algunas de las frases que identifican este movimiento, y es que sin lugar a dudas estos ciudadanos están indignados. El movimiento comenzó a organizarse tras el establecimiento de centenares de campamentos en las plazas de la mayoría de las ciudades españolas, así como otras creadas por expatriados españoles en ciudades de todo el mundo.
Este movimiento se caracteriza por ser un movimiento apartidista (sin afiliación a ningún partido ni sindicato), pacífico, horizontal y transparente, es decir, sin estar sujeto a ningún tipo de registro. Una de sus protestas fue la huelga general de estudiantes del 30 de marzo del 2011 en la que asistieron miles de jóvenes de todo el territorio español, contra el paro y la precariedad laboral, los recortes presupuestarios en la educación, el aumento de las tasas universitarias entre otras cosas.
El escritor y diplomático francés Stéphane Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y autor del libro “¡Indignaos!”, plantea un alzamiento contra la indiferencia y a favor de la revolución pacífica, convirtiendo su obra en un fenómeno mediático-editorial, haciendo de la misma un llamado para despertar las consciencias dormidas y con principal interés de que sean la de los jóvenes. El movimiento “Indignados” debe de extenderse por el mundo entero, según nuestro criterio, debe de parar la desigualdad de la que todos hemos, estamos y seguiremos siendo víctimas.
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